viernes, 30 de julio de 2010

El mar Cantábrico

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Este es un lugar cualquiera del mar Cantábrico que conocieron los romanos hace unos dos mil años, agreste costa que los recibió poco o nada amigablemente y en la actualidad goza de malquista fama entre los turistas. Sin embargo, si uno tiene ganas y le echa paciencia puede encontrar lugares como el de la fotografía, lejos del mundanal ruido y con unas aguas en las que apetece introducirse, tanto por su limpieza (tampoco es que todo el monte sea orégano, para qué vamos a mentir, pero estos lugares resultan paradisíacos al lado de otros que igualmente conozco) como por su temperatura. Sin ir más lejos, llevamos un verano de 25º, que no es cosa que pueda decir todo el mundo. (Estoy por la parte de Asturias, y observo que las tomateras crecen de día en día).

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Aprovecho la ocasión para dejaros este enlace, que seguramente interesará a más de uno y del que podéis sacar algunas enseñanzas útiles:

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La cocina española de siempre

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sábado, 10 de julio de 2010

La playa de Torimbia


Esta es la playa de Torimbia, en el litoral asturiano cercano a Llanes. Es sin duda una de las mejores playas de lo que llaman «cornisa cantábrica», y tiene el mérito añadido de que los coches no pueden llegar hasta ella pues el camino está cerrado con barreras, lo que obliga a caminar durante un buen rato a sus visitantes. Esto significa que son pocos los que se animan a frecuentarla, y en vez de las abominables aglomeraciones de otros lugares que están en la mente de todos, aquí hay tranquilidad y rincones despejados.

En los alrededores se pueden encontrar hotelillos y restaurantes para todos los gustos, y comer buenas fabadas y buenos potes, que falta suelen hacer tras las jornadas veraniegas. Eso sí: conviene andarse con tiento, pues la «sociedad del bienestar» (ja, ja...) ha cambiado los usos y costumbres de toda la vida (ahora se lleva mucho la caza del turista), y he observado que incluso en Asturias (lugar paradisíaco y de toda confianza durante siglos), han aprendido estas mañas y hay lugares, por lo general cercanos a la costa, en los que pretenden darte gato por liebre. ¡Y en dónde no cuecen habas...!, dirá alguno... Bueno, pues eso: que lo paséis bien, que el sitio merece la pena.

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