Érase una vez..., empezaba el cuento, que un gnomo vestido de rojo vivía en una gran pradera... El gnomo no aparece en la foto, pero sí el lugar en que vivía, que es lo que nos interesa. Esta maraña de hierba verde y margaritas (en realidad no son margaritas, pero la gente las llama así), que nos da indicios de la llegada de la primavera, es el universo en el que llevan a cabo su existencia los personajes de leyenda de los que tanto hemos oído hablar, y que existen, vaya que si existen...
Pero, sorpresa, que nada es lo que parece, pues ese universo tan bucólico y apropiado para los cuentos de hadas, está a su vez inmerso en otro mucho más prosaico, cual es de los coches, los humos, los bloques de viviendas y las personas que han adoptado el maquinismo como forma de vida. (Véase la foto de abajo, en la que, recuadrado en amarillo, aparece aquel universo del que hablábamos, ¡y qué poca cosa parece!). (Nota para despistados: si se observa con cuidado, se advierte que la foto de arriba no es sino una ampliación de un trozo de la de abajo).
Bueno, por lo menos todo esto sucede en un lugar en el que las aceras están cubiertas de hierba (según se puede apreciar en la imagen), que algo es algo y en peores garitas hemos hecho guardia.
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Calatrava en el siglo XII
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