sábado, 4 de septiembre de 2010

Un lugar en las antípodas


Esto podría ser la Patagonia, o también un rincón escondido de las Indias orientales –el archipiélago malayo, como es sabido–, o incluso algún lejano paraje dejado de la mano de Dios y sito en el mar de Barents o en los ingentes océanos que rodean a las enormes islas de Nueva Zelanda, ¿por qué no?

Este es un lugar cualquiera del planeta Tierra, aunque un lugar privilegiado, pues no hay más que contemplar esa hierba sobre la que te puedes arrojar...

Este es un lugar de las antípodas, pero de las antípodas del alma, porque esta foto, en realidad, está hecha en el norte de la España libre de humos y maquinismo, que también existe; un lugar de temperaturas suaves y mar a veces tempestuoso, aunque en la foto no lo parezca; y añadiré que en esa ribera tan sugerente y a propósito para olvidarse de las preocupaciones e irse a dormir, se pescan peces de buen tamaño y se cosechan mariscos de enjundia...

¿Lo he explicado bien esta vez? Me imagino que se me habrá entendido, y es que lugares interesantes hay muchos, sí, pero es preciso molestarse en encontrarlos.